¿Consumes porno interactivo vía Internet? ¿Te masturbas frente a la webcam? ¿Tienes conversaciones subidas de tono con anónimos internautas a través de Messenger o micro? ¿Entras en chats de cibersexo una noche sí y otra también? ¿Estás casada? ¿Ennoviada, tal vez?
Si has respondido “SÍ” a todas estas preguntas, es posible que estés cometiendo ciberadulterio y no lo sepas. Porque, aunque no haya roce, hay delito: ahora, para poner cuernos sólo hace falta un ordenador y, si te pillan y te piden el divorcio, el juez no tendrá compasión de ti.
Porque, al fin y al cabo, ¿qué diferencia hay entre masturbarse viendo a una chica por cam o hacerlo viendo a una prostituta en una habitación de hotel, como el ex gobernador de Nueva York Elliot Spitzer? Ya lo decía Jesucristo: “Quien mira a una mujer con deseos deshonestos, ya ha cometido adulterio en su corazón”.
Porque, al fin y al cabo, ¿qué diferencia hay entre masturbarse viendo a una chica por cam o hacerlo viendo a una prostituta en una habitación de hotel, como el ex gobernador de Nueva York Elliot Spitzer? Ya lo decía Jesucristo: “Quien mira a una mujer con deseos deshonestos, ya ha cometido adulterio en su corazón”.
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