Vientres de alquiler: ser madre tiene un precio


Es la base de un negocio legal en pocos países, que plantea numerosas dudas éticas... pero multimillonario. India y Ucrania se ha convertido en los paraísos para las parejas que desean tener descendencia pero no pueden.

Lo mejor, su accesibilidad.

Las partes implicadas llegan a un acuerdo vía internet, porque es en la red donde se desenvuelve la agencia que se encarga de dar todos los pasos: encontrar a la candidata ideal, hacer los exámenes médicos, vigilar el embarazo y conseguir un certificado con el nombre de los padres en el parto...

Todo a cambio dinero.

Los requisitos para recurrir a un “vientre de alquiler” se repiten en la mayoría de países donde esta práctica es legal.

En Rusia, un decreto de 2003 dejó claro que debe primar el consentimiento voluntario de la protagonista y mediar un contrato donde queden detallados todos los términos: las condiciones del embarazo, las técnicas aplicadas y las obligaciones de ambas partes.

Reino Unido, Canadá, México, Corea, Tailandia, Israel, Hungría, Grecia y Holanda también contemplan esta forma de maternidad.

Una práctica prohibida en la mayoría de los países, incluida España, pero que está creando un floreciente negocio en otros.

Lo más normal En India, tener hijos para otras personas es una práctica habitual, aunque esos padres vengan de EE.UU.

El hospital Kaival de Anand, en el estado de Gujarat, tiene una lista de 25 mujeres dispuestas a pasar por el trago de parir a un hijo ajeno.

La doctora Nayna Patel, directora del centro, afirma que la “maternidad subrogada” satisface los deseos de dos familias: una se llevará a casa el hijo largamente esperado; la otra, el dinero que no ganará ni en 15 años de trabajo (de 2.000 a 4.000 €).

Aunque ésa es sólo una parte del precio final que tendrán que pagar los verdaderos padres: unos 8.000 €. Cada vez son más las parejas y las mujeres pobres dispuestas a firmar este trato.

Por eso ha surgido el “turismo reproductivo” y hay catálogos de “vientres” y do- 7 Mundo nantes de óvulos en internet.

Pero muchas gestantes ignoran que pisan arenas movedizas.

Hay fetos con malformaciones que son rechazados, gemelos que no son bien recibidos o parejas que se separan en pleno proceso y no quieren saber nada de su hijo por encargo.
Y falta regulación.

No obstante, el Gobierno indio estudia una propuesta del Consejo para la Investigación Médica que pondría orden en este galimatías médico, jurídico, ético y psicológico, que mueve unos 300.000 millones de euros cada año, según las estimaciones.

EE.UU. es otra de las mecas de esta industria.

Fuera, eso sí, de los estados en los que la “maternidad subrogada” está prohibida.

La diferencia es que aquí los precios son exorbitantes, hecho por el que muchos de sus “clientes” huyen a sitios más baratos.

Contratar un “vientre de alquiler” norteamericano sale por 50.000 €, de los cuales 17.000 son para la madre portadora, 7.000 para la donante del óvulo y el resto se reparte entre la agencia que controla el proceso y los gastos jurídicos y hospitalarios.

Prohibido en España

Las parejas que quieran tener un hijo, no puedan y hayan pensado en recurrir a un “vientre de alquiler” en nuestro país tienen que saber que esta práctica está totalmente prohibida.

El asunto quedó fuera de la Ley de Reproducción Asistida cuando ésta fue revisada en el año 2005, aunque el debate continúa abierto.

Según la legislación española, la madre siempre es la que da a luz.

Pero la realidad está ahí.

Hay mujeres estériles que viajan en busca de un útero para engendrar a sus hijos.

Y hay mujeres fértiles que lo ofrecen.

Incluso en nuestro país.

En algunos foros de internet las candidatas ofrecen sus servicios para tener un hijo ajeno a cambio de unos 25.000 €. Una opción mucho más económica que viajar al extranjero para conseguir lo mismo: la ansiada experiencia de ser padres.

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