Muchas parejas planean el embarazo a edades avanzadas, para estar mejor económicamente y en cuanto a madurez
En términos estadísticos, el tener hijos se da cada vez más tarde en las parejas.
En una sociedad como la nuestra, en que la estabilidad económica es bastante difícil de lograr, las parejas están retrasando la edad para tener hijos.
Nuestro ritmo de vida ha cambiado y las mujeres nos hemos ampliado el espacio en el terreno laboral, ahora trabajamos y producimos tanto o más que nuestra pareja, y queremos tener un desarrollo profesional suficiente para poder cuidar adecuadamente a nuestros retoños.
* Ventajas y desventajas
Por supuesto que son muchas las ventajas de tener hijos a una edad más avanzada: mayor estabilidad económica, crecimiento laboral, madurez como padres y tiempo para dedicarle al niño una vez que la vida esté más o menos resuelta.
Sin embargo, los ginecobstetras no recomiendan esperar demasiado para concebir, ya que a edades avanzadas el embarazo se dificulta, incrementando los riesgos para la salud tanto del niño como de la madre.
Aseguran que la edad de mayor fertilidad en la mujer es entre los 20 y los 27 años, por lo tanto postergar el embarazo para después de los 40 años lo hace más difícil de lograr.
Pero si éste se logra, las dificultades son mayores que a una edad menor, porque aumenta el peligro de:
• Un embarazo extrauterino
• Malformaciones en el feto
• Síndrome de Down
• Un aborto espontáneo
• El nacimiento del bebé muerto
• Enfermedades en la madre como diabetes gestacional o preclampsia
• La mujer que tiene a su primer hijo después de los 30 años sufre mayor riesgo de contraer cáncer de mama
Sin embargo, no todo son desventajas.
En la gran mayoría de los casos, la mujer de 40 años está mejor informada y puede cuidar mejor su embarazo que una de 20 o 25.
Aunque los peligros sean significativamente mayores, un correcto seguimiento del embarazo y un equipo médico competente pueden disminuir los riesgos y minimizarlos, de forma que el embarazo sea seguro.
El dilema
Por lo tanto, las mujeres estamos ante una disyuntiva.
Queremos embarazarnos a edades más avanzadas para poder criar a nuestros hijos en mejores condiciones de madurez ante la vida y estabilidad económica, pero ponemos en peligro nuestra salud y la del bebé.
Por otro lado, embarazarnos más jóvenes reduce los riesgos de la gestación, pero la situación laboral actual nos hace pensar más en esperar a tener cierta tranquilidad para traer un niño al mundo.
La solución siempre estará en encontrar un término medio.
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