El día en que el '23' dejó de volar




El silencio que se generó en el Delta Center fue la muestra más evidente de que Jordan ya se había convertido en un mito. En la imagen, el momento justo en el que Michael anota su última canasta con los Bulls. La que les dio el último anillo de su historia.
Se cumplen diez años de la retirada de Michael
Jordan de los Bulls

Su última canasta para Chicago les dio su último anillo
Tras retirarse en 1999, volvió a jugar dos años después en los Wizards

Hace ya diez años que el United Center de Chicago no ruge como antes, que los aficionados de los Bulls perdieron la ilusión. Fue justo el día en el que el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, Michael 'Air' Jordan, decidió dejar la franquicia de Illinois para siempre, abriendo una herida en el equipo que todavía no se ha cerrado y dejando un vacío enorme en la NBA que ninguno de los llamados a ser sus sucesores (Iverson, Kobe, LeBron...) ha sido capaz de llenar.

En 1993, la afición de los Bulls y, por extensión todos los amantes del buen baloncesto, lloraron la retirada prematura del mito. Jordan dejaba las canchas en el punto álgido de su carrera. Estaba en la cima. Había ganado tres anillos consecutivos de la NBA y el oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona, además de una larguísima lista de galardones personales. Pero el asesinato de su padre lo sumió en un oscuro pozo del que tardó dos años en salir.

Con James Jordan se fue también el amor que 'Air' sentía por el baloncesto. Un amor que le inculcó el padre al hijo en el patio de su casa, en el que construyó una cancha cuando este tenía 13 años. Se pasaba largas horas encestando a canasta bajo la mirada de orgullo de James, que ya sabía que el pequeño Mike estaba llamado a hacer algo grande.

"I'm back"


En 1995, después de un breve y gris paso por el béisbol (Chicago White Sox, Birmingham Barons y Scottdales Scorpions), Michael comprendió que la mejor manera de honrar la memoria de su padre era volver a las canchas. Era lo que Chicago y el resto de la NBA estaba esperando.
"He vuelto"...
Fueron sólo dos palabras, escritas por Jordan en una escueta nota de prensa, pero sirvieron para que los Bulls volvieran a ser temidos tanto en la Conferencia Este como en la Oeste. Aquella temporada fue de transición. Jordan, con el '45' a la espalda (su dorsal en los Barons), llevó a Chicago a las semifinales de los 'playoffs', en lo que sería el preámbulo de la segunda época dorada de los toros.

Extra-motivado por las críticas recibidas durante la fase final de aquel año (fueron muchos los que dijeron que ya no era el mismo de antes) y de nuevo con el mítico '23' a la espalda, Jordan empezaría a escribir en 1996 la segunda parte de su leyenda. Tres anillos en tres años, tres MVP's, más de 35 puntos de media en cada una de las finales, un trío mortal junto a Scottie Pippen y Dennis Rodman... y una jugada que será recordada para siempre.

'The last shot'


Sexto partido de la final de 1998. Los Bulls se enfrentaban de nuevo a los Jazz, a los que habían vencido en las finales del año anterior. Los primeros cinco encuentros se saldaron con un 3-2 a favor de Chicago, humillación incluida en el tercer partido (el 96 a 54 que le hicieron a Utah se considera la peor derrota de la historia de las finales NBA).

Faltaban 40 segundos y los Bulls perdían por 86 a 83. Phill Jackson pide tiempo muerto. "El balón a Michael". Bandeja de 'Air' y 86-85. Una sola canasta para la gloria. El último tiro. 6,6 segundos para el final del partido, Posesión para Utah, que tenía el empate a 3 de la serie en el bolsillo. 'El cartero' Malone recibe la pelota en el poste bajo. Rodman le defiende, pero no es él quien la roba.

Es, cómo no, Michael Jordan, que sube el balón hacia la canasta de los Jazz. Frena en seco sobre la línea de tres de Utah. Defiende Bryon Russell. Jordan bota. Décimas de segundo que parecen horas, días, meses, años. Con una finta perfecta se burla de Russell, que sólo puede observar la gesta desde el suelo. Canasta de Jordan. Un triple a la desesperada fallado por John Stockton sobre la bocina dio más dramatismo a la victoria (86-87) de Chicago.

Otro título para los Bulls.El silencio sepulcral del público del Delta Center simbolizaba la tristeza por la derrota de su equipo, pero también

El silencio sepulcral del público del Delta Center simbolizaba la tristeza por la derrota de su equipo, pero también la admiración por haber contemplado, en directo, la última gran hazaña de 'Air Jordan' con el '23' de los Bulls a la espalda. Fue el punto y final a una gran historia de amor con Chicago, la ciudad en la que el hombre fue capaz de volar por primera vez en la historia.

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