Ante el crecimiento de los secuestros, millonarios americanos invierten en seguridad implantando bajo su piel un minúsculo chip gracias al cual pueden ser localizados por satélite hasta en las guaridas de los delincuentes
La implantación de un chip localizador en humanos no es ninguna novedad. La empresa estadounidense Verichip Corp la usa desde hace años para identificar a personas con graves problemas de salud o para encontrar a ancianos que se extravían.
Aunque no fue hasta 2003 cuando la empresa mexicana Soluciones de Localización Satelital (Solusat), filial de la Applied Digital Solutions (ADS) decidió utilizarlo como medio de lucha contra los secuestros.
Conocida como “Verichip”, el chip de silicio, del tamaño de un grano de arroz, iba destinado al gran público. Su precio rondaba los 175 dólares y tenía un coste de mantenimiento anual de 48.5 dólares.
Nuevo modelo
Según las previsiones de la empresa, unos 10 mil habitantes de México usarían el “Verichip”, en el primer año, enfermos de los hospitales incluidos.
No sabemos si se consiguió el número vaticinado. Lo cierto es que 8 años después, el alarmante índice de secuestros ha puesto de moda un nuevo modelo de microchip.
Esta vez, entre los millonarios americanos que invierten en seguridad implantando bajo su piel un diminuto transmisor para ser localizados por satélite en caso de ser secuestrados. Más de 2 mil mexicanos tienen instalado el chip que cuesta 4.000 dólares más una cuota anual de mantenimiento de 2 mil 200 dólares.
Prototipo para humanos
Sólo unos adinerados empresarios se pueden permitir lo que algunos califican como un lujo en un país donde en 2007 hubo 751 secuestros según las Estadísticas oficiales, aunque el Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad habla de 7 mil.
Obra de Xega, una firma mexicana de seguridad, el chip fue inicialmente diseñado para rastrear vehículos. Sin embargo, frustrada por la imposibilidad de encontrar a su dueño secuestrado en 2001, la empresa decidió fabricar un prototipo para humanos.
Envuelto en una cápsula de vidrio, el chip, que tiene el tamaño y forma de un grano de arroz, se inyecta con una jeringa en el brazo, entre la piel y el músculo sin que se note.Ante un posible secuestro, el portador del chip presiona un botón en un dispositivo externo que pone en alerta a Xega, que a su vez llama a la policía.
Para la ubicación por satélite, un transmisor en el chip envía una señal de radio a un receptor más grande que tiene el cliente y que cuenta con un sistema global de localización, explicó la empresa a la agencia Reuters.
Negocio en auge
El invento, bien acogido en México donde sus ventas han crecido un 13 por ciento este año, podría conocer la misma suerte en Colombia, que registró 562 secuestros en 2008 según la Organización No Gubernamental Pax Christi.
Según la revista colombiana Semana, la empresa mexicana estaba buscando un representante en Colombia para la comercialización de su chip antisecuestro en este país sudamericano.Xega ve al secuestro como una industria en crecimiento y planea ampliar sus servicios en 2009 a Brasil y Venezuela, país donde la inseguridad sigue siendo uno de los mayores problemas. En 2007, unas 382 personas fueron secuestradas, lo que representa un 48.6 por ciento más que el año anterior que registró 257 secuestros, según la Dirección venezolana de los Servicios de Inteligencia y Prevención.
Tal vez el chip de Xega ayude a bajar los índices de secuestro, aunque sus detractores dudan de su efectividad.
Katherine Albrecht, activista estadounidense que defiende los derechos de privacidad, declaró a Reuters que “el chip era un artilugio ostentoso que sólo identificaba a una persona y no podía ubicar a alguien sin otro dispositivo más grande con tecnología GPS”, un dispositivo que según ella, los delincuentes pueden encontrar fácilmente y destruirlo.
La implantación de un chip localizador en humanos no es ninguna novedad. La empresa estadounidense Verichip Corp la usa desde hace años para identificar a personas con graves problemas de salud o para encontrar a ancianos que se extravían.
Aunque no fue hasta 2003 cuando la empresa mexicana Soluciones de Localización Satelital (Solusat), filial de la Applied Digital Solutions (ADS) decidió utilizarlo como medio de lucha contra los secuestros.
Conocida como “Verichip”, el chip de silicio, del tamaño de un grano de arroz, iba destinado al gran público. Su precio rondaba los 175 dólares y tenía un coste de mantenimiento anual de 48.5 dólares.
Nuevo modelo
Según las previsiones de la empresa, unos 10 mil habitantes de México usarían el “Verichip”, en el primer año, enfermos de los hospitales incluidos.
No sabemos si se consiguió el número vaticinado. Lo cierto es que 8 años después, el alarmante índice de secuestros ha puesto de moda un nuevo modelo de microchip.
Esta vez, entre los millonarios americanos que invierten en seguridad implantando bajo su piel un diminuto transmisor para ser localizados por satélite en caso de ser secuestrados. Más de 2 mil mexicanos tienen instalado el chip que cuesta 4.000 dólares más una cuota anual de mantenimiento de 2 mil 200 dólares.
Prototipo para humanos
Sólo unos adinerados empresarios se pueden permitir lo que algunos califican como un lujo en un país donde en 2007 hubo 751 secuestros según las Estadísticas oficiales, aunque el Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad habla de 7 mil.
Obra de Xega, una firma mexicana de seguridad, el chip fue inicialmente diseñado para rastrear vehículos. Sin embargo, frustrada por la imposibilidad de encontrar a su dueño secuestrado en 2001, la empresa decidió fabricar un prototipo para humanos.
Envuelto en una cápsula de vidrio, el chip, que tiene el tamaño y forma de un grano de arroz, se inyecta con una jeringa en el brazo, entre la piel y el músculo sin que se note.Ante un posible secuestro, el portador del chip presiona un botón en un dispositivo externo que pone en alerta a Xega, que a su vez llama a la policía.
Para la ubicación por satélite, un transmisor en el chip envía una señal de radio a un receptor más grande que tiene el cliente y que cuenta con un sistema global de localización, explicó la empresa a la agencia Reuters.
Negocio en auge
El invento, bien acogido en México donde sus ventas han crecido un 13 por ciento este año, podría conocer la misma suerte en Colombia, que registró 562 secuestros en 2008 según la Organización No Gubernamental Pax Christi.
Según la revista colombiana Semana, la empresa mexicana estaba buscando un representante en Colombia para la comercialización de su chip antisecuestro en este país sudamericano.Xega ve al secuestro como una industria en crecimiento y planea ampliar sus servicios en 2009 a Brasil y Venezuela, país donde la inseguridad sigue siendo uno de los mayores problemas. En 2007, unas 382 personas fueron secuestradas, lo que representa un 48.6 por ciento más que el año anterior que registró 257 secuestros, según la Dirección venezolana de los Servicios de Inteligencia y Prevención.
Tal vez el chip de Xega ayude a bajar los índices de secuestro, aunque sus detractores dudan de su efectividad.
Katherine Albrecht, activista estadounidense que defiende los derechos de privacidad, declaró a Reuters que “el chip era un artilugio ostentoso que sólo identificaba a una persona y no podía ubicar a alguien sin otro dispositivo más grande con tecnología GPS”, un dispositivo que según ella, los delincuentes pueden encontrar fácilmente y destruirlo.
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