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En la madrugada del 12 de septiembre de 1847, las tropas norteamericanas que comandaba el general Winfiels Scott, emprendieron el asedio al Castillo de Chapultepec, que alojaba al Colegio Militar, con un intenso bombardeo que duraría cerca de 14 horas, provocando la muerte de muchos soldados. Al día siguiente, los norteamericanos emprendieron el asalto final.
Buscando salvar la vida de los niños y jóvenes que estudiaban en el Colegio, su director, el general Mariano Monterde, dio instrucciones a los cadetes para que se retiraran a sus casas. No obstante, algunos de ellos se negaron a abandonar el Colegio, convencidos de que su país los necesitaba para frenar al enemigo y evitar la caída de la capital.
Después de algunas horas de batalla, los norteamericanos lograron penetrar en la fortaleza, en donde los soldados del general Bravo y los jóvenes cadetes, se batieron cuerpo a cuerpo contra el enemigo, buscando evitar el triunfo de los invasores.
Consumada la derrota de México frente a los Estados Unidos, los cadetes que murieron en la defensa del Castillo fueron reconocidos como héroes de la patria.
Con el paso de los años, se han convertido en un símbolo de la lucha de los mexicanos por preservar la Independencia y soberanía de la nación.
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