El caso de Cheryl Tunney (Dagenham, Reino Unido, 1989) es uno de esos que dan para escribir un libro.







La joven, a sus 18 años, reconoce haberse acostado ya con más de cincuenta hombres desde que hace cuatro, con tan solo catorce, comenzara a conseguir citas por internet. Y lo más grave no es eso, sino el hecho inaudito de que, en los tiempos que corren, ninguna de sus parejas se pusiera jamás un preservativo.

“Me convertí en una persona adicta y buscaba tantos hombres como podía encontrar”, declara. Pero lo sorprendente de dicha emisión, además de la tremenda historia, es que sirvió para que la madre se enterase de lo que hacía su hija, gracias a lo cual pudo disuadirla de continuar exponiéndose a multitud de contagios y de llevar una vida que probablemente, acabaría mal.

¿Qué hizo su madre? Ni corta ni perezosa, colocó cincuenta muñecos con forma de hombre en una mesa para que Cheryl los viese y comprendiese la magnitud de lo que estaba haciendo. Y parece que la cosa surtió efecto.

Hoy, la joven Cheryl tiene pareja estable (22 años mayor que ella) y acude por voluntad propia a un especialista para tratar su adicción.

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