Si ya estaba más que cuestionada la seriedad e integridad del torneo de la SuperLiga, el espectáculo que se presencio durante el partido de la semifinal que ganó el Revolution de Nueva Inglaterra por 1-0 a los Potros de Hierro del Atlante, acabó de hundir a la competición.El Revolution con gol al minuto 30 del granadino Shalrie Joseph, que remató perfecto de cabeza un centro que le metió al área Steve Ralston, jugará la final el próximo 5 de agosto en su campo del Gillette Stadium frente al Dynamo de Houston, que la pasada noche también ganó en las semifinales por 2-0 a los Tuzos del Pachuca.La victoria del Revolution cortó la última esperanza de que un equipo mexicano buscara avanzar a la final del torneo y rescatar el honor de los clubes de su país después que el año pasado, en la primera edición, los Tuzos lograsen el título de campeones.
La llegada del Revolution al partido por el título junto con el Dynamo, permitirá repetir las dos más recientes finales de la MLS, donde el equipo tejano conquistó los dos títulos consecutivos de ligas que posee.El triunfo del Revolution llegó en medio de la polémica como sucedió en la primera semifinal entre el Dynamo y los Tuzos, que defendían el título de campeones, por la mala actuación que tuvo el árbitro del encuentro, el guatemalteco Carlos Batres, que expulso a cinco jugadores del Atlante y a uno del Revolution.Batres nunca estuvo en control del partido, permitió el juego violento, se equipo en las jugadas claves y al final se vio involucrado como protagonista principal en una sinfonía de tarjetas rojas sin sentido y demencial, que puso una imagen lamentable al deporte del fútbol y al torneo en si.
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