El delantero atlista tiene a sus espaldas una historia muy especial: cuando nació en la ciudad de Paraná se llamó Bruno Giménez. Pero en 1999 adoptó el apellido Marioni por una casualidad del destino.
Su padre, un empleado de una compañía de electricidad, había ido por eso años a arreglar un poste de luz a La Pampa y allí conoció a un anciano que cuidaba unas tierras. Ese hombre de avanzada edad resultó ser Luigi Marioni, que era su abuelo. Pero sólo lo supieron unos meses después.
El padre de Bruno siempre fue un solitario y nunca tuvo una buena relación con su madre (la que le dio el apellido Giménez). Tiempo más tarde, Luigi les dio su apellido a su hijo y a su nieto.
Así nació Bruno Marioni; que siempre recuerda con mucho cariño a su abuelo y que sin quererlo le sirvió mucho en su carrera deportiva porque su nuevo nombre le facilitó el acceso a la ciudadanía italiana.
Marioni comenzó su carrera profesional en Newell´s. De allí emigró al Sporting de Lisboa. Regresó a la Argentina para vestir las camisetas de Estudiantes e Independiente. Su nuevo apellido le sirvió para no ocupar plaza de extranjero en Europa y así recayó en el Villarreal y el Tenerife de España. En el 2004, pasó al fútbol mexicano donde se convirtió en ídolo. Tanto en los Pumas de la UNAM como en el Toluca y en la actualidad con el Atlas de Guadalajara, sin contar por su paso en el Boca en tierras pamperas.
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