Tiene 86 años, es ciega y trapecista



Carmen tiene estudiadas las medidas y cada rincón del comedor de su casa, donde estira una alfombra y diariamente levanta pesas y realiza ejercicios de elasticidad
A lo único que le teme es hacerse mayor, confiesa Carmen, quien ha superado un tumor cerebral
Escucharla es una lección de superación, Carmen Sánchez, trapecista de profesión de 86 años, es ciega y ha superado un tumor cerebral, pero ello no le impide entrenarse cada día sin perder la esperanza de recuperar la visión porque su único temor es hacerse mayor.
"Yo no quiero ser mayor", ha confesado la pequeña y agilísima Carmen. "De lo único que tengo miedo es de hacerme mayor", insiste.
Carmen Sánchez, natural de Sitges (Barcelona), donde reside actualmente, se ha pasado media vida viajando con el circo como camino y el trapecio como vehículo, de la mano de su difunto marido, el payaso malagueño Pepe Ruiz, de la compañía de los Rudi Llata.
A los 34 años, un error médico en su segundo parto le provocó la ceguera que aún arrastra, aunque ésta no le ha impedido seguir entrenando y manteniendo su agilidad en una forma que, si ya sorprendería en cualquier persona, verlo en alguien de su edad cuesta de creer.
Carmen tiene estudiadas las medidas y cada rincón del comedor de su casa, donde estira una alfombra y diariamente levanta pesas y realiza ejercicios de elasticidad.
Siempre que puede se acerca a la playa para nadar, y semanalmente acude a un centro municipal de actividades para gente mayor a bailar con su actual compañero, Joaquim.
"Siempre le digo a Joaquim: 'Mira, el día en que yo en vez de levantar diez veces las pesas las levante sólo tres me veré vieja'", ha comentado. "Pero si yo hoy levanto las pesas diez veces, o quince, las que quiera, y mañana vuelvo hacerlo, ¿por qué tengo que sentirme vieja?", señala.
Carmen no va nunca al médico: "El otro día Joaquim fue a vacunarse contra la gripe, y yo no he ido nunca. Yo voy al mar para no coger la gripe", así de simple.
Ella no se puede ver en el espejo, con lo que tiene siempre la sensación de sentirse igual de joven. "Por la forma como me muevo, bailo, nado...", aclara.
Carmen lo tiene todo a punto para "volar" de nuevo montada en su trapecio, y no pierde la esperanza, cada día al levantarse, de recuperar la visión.
"Yo tengo la sensación, a quien se lo cuento me dice que no -puntualiza-, que cada 24 horas noto una oscuridad diferente", ha confesado. "A veces es una oscuridad negra, negra, negra, y otras es un color como la piel de la naranja, otras es como un huevo batido, y otras es tan y tan clara que me de la impresión que de un momento a otro volveré a ver".
Confía en recobrar la vista
"Cuando está claro, como ahora, tengo siempre una esperanza, pero cuando está tan negro ya me digo a mí misma que no, que no he adelantado nada, que sigue todo igual", ha relatado pensativa.
publicidadPor lo que al mundo del circo se refiere, Carmen Sánchez no duda en culpar a la televisión de su mala situación.
"Nosotros nos retiramos por culpa de la tele", ha explicado. "El público ya no era lo mismo, la gente ya había visto los espectáculos por la tele, lo había visto todo, y ya no era nuevo lo que veían en la pista, por lo que cada vez el público aplaudía menos", se ha lamentado.
Pero la lección de lucha y superación de Carmen no ha caído en saco roto y el Centro de Investigación de las Artes del Circo (CRAC), liderado por el payaso Tortell Poltrona, ha dedicado su temporada de otoño a la trapecista de Sitges, cuya "lucha diaria" les inspira cada día en su trabajo.

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