Al Clausura 2009 sólo le queda un mes. Dos quincenas que pueden ser las últimas para al menos una cuarta parte de los futbolistas extranjeros que militan en la Primera División Nacional, y cuyo rendimiento ha sido entre deficiente y paupérrimo.
Algunos de ellos han llegado recientemente y no han estado al nivel de la exigencia, otros ya tenían tiempo en México y aún así no han tenido un buen rendimiento, lo que les puede significar quedarse sin empleo o tener que buscarlo en otra parte.
Aunque el cierre del campeonato en su faceta regular, y alguna inesperada aparición en la liguilla podría cambiarles el status, de momento, entre los 83 extranjeros registrados hay 24 foráneos que parecen encaminarse al fracaso, o si se quiere ser más condescendientes, a entregar bajas calificaciones que no valdrían, en términos escolares, que aprobaran el año o, en su caso, el torneo.
De esta nómina se han excluido algunos casos, como los centrales argentinos Fernando Ortiz, del América, Miguel Martínez, del Atlante o Pedro Benítez de Tigres, cuyo rendimiento no ha sido el óptimo, pero ello no les ha significado perder la titularidad en sus equipos, y aunque han tenido actuaciones poco convincentes, al menos han sido utilizados por sus entrenadores, lo que de alguna manera, puede avalar su continuidad.
Transcurridas dos terceras partes del torneo, se puede calificar en números rojos el aporte de un buen número de refuerzos que no lo han sido. Curiosamente muchos de los que han quedado a deber han sido jugadores de origen paraguayo, lo que demuestra que ningún pasaporte garantiza un buen rendimiento, pues hasta hace unos meses los guaraníes habían resultado muy rentables, además de tener un costo menor.
Y no se trata de todos, por supuesto, pues entre las principales figuras de la liga mexicana se siguen apuntando futbolistas paraguayos del nivel de Salvador Cabañas, Darío Verón y Paulo Da Silva, por citar tres inmejorables ejemplos de calidad y profesionalismo.
Pero muchos otros de sus compatriotas no han sabido marcar diferencias. Algunos llegaron a mostrar calidad pero han tenido un pésimo torneo, como Jorge Achucarro en el Atlas, Pablo Zeballos y Carlos Bonet en el Cruz Azul, así como Ariel Bogado en los Tigres.
Los guaraníes que de plano no han logrado adaptarse al medio son el volante Oswaldo Martínez, del Monterrey, y Edgar Benítez del Pachuca, quienes curiosamente arrancaron el torneo anotando en la fecha 1 y no lo han vuelto a hacer. Ambos fueron titulares en el inicio del año y actualmente han dejado de serlo.
Dos delanteros paraguayos que han pasado de largo en México son Roberto Ovelar, con el Cruz Azul y Néstor Bareiro con el San Luis, quienes han sido dos verdaderos fiascos a pesar de sus buenos antecedentes.
Y es que muchas veces el cartel con el que llegan a México no basta para pensar en que triunfen en la liga azteca. El mejor ejemplo de ello es sin duda el internacional paraguayo Enrique Vera, un aguerrido volante de contención que fue reconocido como el mejor extranjero de la liga ecuatoriana, motor del campeón de la Copa Santander Libertadores 2008, la Liga Deportiva de Quito, y habitual en las convocatorias de Gerardo Martino en el seleccionado guaraní. Jugando para el América Vera se ha distinguido únicamente por dar patadas y codazos y acumular una grosera cantidad de tarjetas, pues en 23 partidos de liga jugados en nuestro país lleva ya 17 tarjetas amarillas, una roja y tres partidos de suspensión. Se le podrá aplaudir su actitud pero jamás su indisciplina, y la reiteración de faltas en su caso retratan su incapacidad para llegar a tiempo a las pelotas divididas y su propensión a recuperar pelotas de manera ríspida y sucia, lo que en un futbolista que milita en el América resulta aún menos tolerable.
En Coapa la mediocre campaña también tiene relación con otra mala selección de extranjeros. En eso, hay que reconocer que Ramón Díaz había exigido la llegada de futbolistas de mayor rango y tuvo que conformarse con apuestas de alto riesgo que no han sido acertadas.
La del chileno Jean Beausejour, que deja ver sólo destellos de calidad y al que tras un buen arranque le ha pesado jugar en un equipo grande como el América, se puede entender de alguna manera, aunque difícilmente lo entregado a la fecha le bastará para permanecer en el club, pero la del delantero Robert de Pinho, llevado a Coapa por Jaime Ordiales, se sabía desde siempre que no era acertada y así ha sido.
El brasileño tuvo en México un rendimiento espectacular con el Atlas en 2004, justo antes de irse a Europa, pero desde su regreso al país hace año y medio, su rendimiento ha sido muy flojo tanto en Monterrey, como en Tecos y ahora lo sigue siendo en el América, pero sus promotores le han sabido, en complicidad con algunos directivos, conseguirle equipo.
Tampoco ha justificado su presencia en la liga mexicana el delantero paraguayo Dante López, quien pese a que ha sido sostenido hasta el hartazgo por Ricardo Ferretti, sigue siendo un atacante con muy poco gol y ni siquiera el buen momento colectivo de sus compañeros le ha permitido elevar su bajo nivel de productividad, el cual seguramente cualquier joven canterano –con esa misma continuidad– podría haber ofrecido.
Algo parecido se puede decir de otro seudogoleador guaraní, Fredy Bareiro, quien el sábado pasado en San Luis Potosí fue la figura de los Tecos, al marcar dos goles y dar el pase para un tercero en sólo 50 minutos de partido. El problema es que esa clase de actuaciones no han sido una constante en los nueve meses que lleva en la Primera División Nacional, en la que en cambio, se ha cansado de fallar goles de manera grotesca. Bareiro tuvo un gran rendimiento en la Primera A jugando para el León, pero parece que su nivel no es suficiente para que justifique una plaza en el máximo circuito nacional, ni siquiera en un equipo de tan baja exigencia como los Tecos, en los que es muy poco lo que se puede destacar de su legión extranjera.
En cuanto a los delanteros que han extraviado el gol, el líder indiscutible es el venezolano Giancarlo Maldonado, quien después de un primer año espectacular con el Atlante, ha bajado ostensiblemente sus cifras anotadores y con ello su cotización, lo que seguramente lamentará José Antonio García, quien no hace muchos veces había desechado una oferta de casi cinco millones de dólares por el delantero de la “vinotinto”.
Un caso similar al de Maldonado es el del peruano Andrés Mendoza, quien estuvo a punto de ser campeón de goleo en el pasado Apertura 2008, en el que anotó 10 goles para Monarcas, pero en este Clausura 2009 apenas pudo hacer tres goles y desde la llegada de Tomás Boy ha dejado de ser titular, aunque ello no ha significado ninguna mejoría en el cuadro michoacano, que sigue siendo uno de los clubes más mediocres de la Primera División Nacional.
Tampoco el argentino Ezequiel Maggiolo ha hecho los suficientes méritos para ayudar a los Indios a salvarse del descenso, pues sus tres goles son una renta muy baja y su rendimiento ha pasado de ser entre regular y bueno en el torneo anterior a ser entre malo y aceptable en este.
Otros dos pamperos que han dado mucho menos de lo que tienen son los volantes Guillermo Marino, de Tigres, y Federico Insúa, de Necaxa. El primero lleva tres torneos luciendo destellos de calidad y un montón de partidos de terrible apatía, mientras que el segundo, si bien no ha vuelto a ser ese crack que era antes de la lesión, al menos hay que valorarle ser uno de los pocos jugadores que se “matan” en la cancha por salvar al Necaxa de la quema. El “Pocho” no es feliz, se le nota, y aunque sus ganas son notables, no ha logrado ayudar demasiado a un equipo malformado desde la directiva y pésimamente dirigido por el experimentado Raúl Arias, quien esta vez, contrario a su pasado, ha sabido hacer poco con mucho.
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