Jesús Adrián Romero en el Auditorio Nacional los próximos 20 y 21 de junio

De acuerdo con Jesús Adrián Romero, quien ofrecerá dos shows, en los que fusiona pop, rock acústico y ritmos caribeños, en el Auditorio Nacional los próximos 20 y 21 de junio. La música que hace no es religiosa, sino que pretende dar un mensaje universal.

“Lo que hago no es música religiosa, es espiritual, con un mensaje positivo, que tiene el poder de cambiar el corazón de las personas. Religiosa la encajona en algo rígido e intransigente, no somos así, presentamos un mensaje para todos, algo universal. Una persona que no cree en Dios puede disfrutar también de nuestros conciertos, porque le puede gustar la música. Como músicos, es muy importante para nosotros presentarnos en el Auditorio Nacional, porque entendemos el prestigio del lugar, pero lo más importante es el mensaje que estamos comunicando”, dijo.

Romero tocará acompañado por Mike Rodríguez (piano y dirección musical), Daniel Fraire (guitarra acústica), Fernando Ramírez (guitarra eléctrica), Misael Blanco (batería), Pedro Marín (bajo), Roberto Serrano (percusiones), el productor de Luis Miguel y Jesse & Joy, Kiko Cibrián (guitarra), una sección de cuerdas con 16 músicos, además de cantantes cristianos invitados como Alex Campos, de Bogotá, Lily Goodman, de República Dominicana, y Marcela Gándara, de Chihuahua.

“En las canciones no usamos palabras como aleluya o gloria, ni regañamos a la gente por no creer lo mismo que nosotros. Manejamos un lenguaje accesible y sincero.

“Lo que transmitimos es que los seres humanos tenemos una necesidad muy profunda de llenar en el corazón, a veces a través del dinero, la fama, otros a través de las drogas o el trabajo, pero en realidad lo que necesitamos todos es a Dios, pero él es accesible, te puedes acercar a él y cuando le conoces llena los anhelos más profundos de tu corazón”, expresó el ex pastor cristiano.

El hombre que ha lanzado discos como El aire de tu casa y Ayer te vi... fue más claro que la luna y aceptó que es complicado pertenecer al mundo de la música, que está lleno de tentaciones, y al de la iglesia.