La ingeniería alemana envía a casa a Portugal



Tres remates decentes, tres goles. Así anda por la vida Alemania, pero así suele llegar lejos allá donde va. Efectividad y pragmatismo elevados a la máxima potencia, ante lo que nada pudo hacer Portugal, que puso el fútbol y también los errores. La máquina implacable le pudo al hombre.

Sin portero y sin delantero centro, a pesar de que Nuno Gomes por fin vio portería --necesitó la ayuda del madridista Metzelder--, también con dos laterales que hicieron aguas, Portugal vio cortada su progresión de los últimos años ante uno de los eternos favoritos. Uno de los que nunca falla, aunque se comportara, en los últimos 20 minutos del encuentro, como un equipo menor.

Cristiano Ronaldo ya no será la estrella del torneo. Agotado el caudal de imaginación que le ha permitido cuajar la temporada de su vida en el Manchester United, pasó por el partido sin pena ni gloria, pese a sus galones. Lució más Deco en la gestación del juego. Capaz de jugar en corto y en largo, de tirar pases verticales como de hacer cambios de orientación, el aún azulgrana puso unas pequeñas notas llamativas sin traducción alguna. Portugal remató el doble que Alemania.

SIN ACOMPAÑAMIENTO Deco encontró socorro en Bosingwa, un lateral con alma de extremo, al que le dio carrete por la banda derecha. Más tarde lo hizo con Cristiano Ronaldo cuando la estrella decidió a huir de la esclavitud del costado izquierdo y dibujó diagonales hacia el centro. Muy mal acompañados, entre los dos poco más podían hacer de lo que hicieron. Nani y Hélder Postiga se sumaron demasiado tarde, cuando Portugal iba a la desesperada, con dos goles de desventaja.

Solo los movimientos y la rapidez en el manejo del balón podían desestabilizar al once germano, tan racional como escaso de vivacidad. Ninguno de sus futbolistas despierta una leve fascinación con acciones sorprendentes. Parecen regirse todos por el patrón del pragmatismo. Hasta Ballack, aseado y simple en sus intervenciones, sin adornos. Acaso la excepción sea Schweinsteiger, chispeante y rompedor por la banda derecha, que vio potenciadas sus virtudes por las limitaciones de Ferreira, que quedó retratado en dos de los tres tantos.

DOS MAZAZOS La ruptura del marcador mediado el primer tiempo propició un duelo más movido de lo previsible, cuando en las eliminatorias predomina el miedo a perder. El aburrimiento duró 20 minutos. Portugal, que tiene más fútbol que Alemania, se vio obligada a tomar la iniciativa después de recibir dos mazazos consecutivos, en otros tantos errores defensivos. El primero fue por culpa de los dos laterales, por no cerrar bien; mientras que el segundo vino por un clamoroso fallo de marcaje, que permitió a Klose estrenarse como goleador.

Apelando al orgullo, los lusos no se rindieron con el 1-3. Apretaron y apretaron, pero no llegaron a provocar un cortocircuito a la máquina, que acabó por imponer la ingeniería alemana.

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