Era el ex futbolista profesional de más edad de España, el único superviviente de la primera Liga, la de 1929
García Vizoso, legendario guardameta y entrenador del Deportivo, falleció ayer en A Coruña
El deportivismo se vuelve a vestir de luto en el 2009, que ya se ha llevado por delante a dos mitos. El 23 de abril moría José Luis, la gran estrella de los ochenta, a los 50 años. Justo el doble de edad tenía Rodrigo García Vizoso, el Di Stéfano del Deportivo, que falleció ayer por la mañana en el Hospital A Coruña. Portero, entrenador y descubridor de talentos, Rodrigo García Vizoso había nacido el 26 de febrero de 1909 en la calle Argudín Bolivar. Era el ex futbolista profesional español de más edad, el único superviviente de la primera Liga, la de 1929, que disputó en Segunda como jugador del Deportivo, el equipo al que, una vez retirado, dirigió con éxito desde el banquillo.
Con motivo de su centenario, el Orillamar, club al que estaba muy ligado, le organizó el pasado 24 de febrero una gran comida de homenaje: «Estoy celebrando mi último cumpleaños», bromeaba el Jefe, como le llamaban todos sus amigos. Dos jornadas después, justo el día que cumplía cien años, saludó desde el centro de Riazor en la previa del Dépor-Aalborg, en la que recibió la insignia de oro del club. La ciudad le había dedicado antes un busto (en la ciudad deportiva de la Torre) y un campo de fútbol (el bautizado con su nombre en la Grela).
Paseos diarios
Rodrigo, dotado de una salud de hierro, no recordaba haber pasado una gripe, y vivía solo en el barrio de las Atochas, aunque mantenía contacto diario con su familia más cercana. Tras los homenajes por su centenario, como si sintiese que ya había hecho todo en la vida («¿eu que fago aínda aquí?», solía bromear), se fue apagando. Hacía casi un mes que había abandonado sus paseos diarios por el centro de la ciudad, donde era saludado por sus amigos, que eran decenas, al grito de «¡don Rodrigo!». Tampoco acudía ya al restaurante de las Atochas donde comía, siempre con la guinda de una milhoja bañada en nata y sirope de chocolate. Rodrigo se había recluido en casa.
La capilla ardiente se instaló ayer en Pompas Fúnebres. Hoy sus restos mortales serán trasladados desde la Palloza al cementerio de San Amaro, donde será enterrado a las 13 horas. A las 19 se oficiará un funeral en la iglesia de Santo Domingo, en la Ciudad Vieja.
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