Crean prótesis de ojo biónico


La miniprótesis consiste de un implante, una parte externa con un sensor y un módulo de procesamiento de señales, explican los especialistas. Foto: cortesía Instituto de Circuitos Microelectrónicos

Las personas que padecen ceguera ya tienen una solución: mandar a hacerse un ojo biónico. Científicos alemanes desarrollaron un aparato llamado Epiret, el cual devuelve parcialmente la vista a aquellos que la han perdido por una enfermedad.

El Epiret, tan chico como una moneda de 10 centavos, se instala dentro del globo ocular de un paciente, con lo cuál se transforma en un ojo biónico. “Con ello los que eran ciegos serán capaces de llevar una vida independiente, el objetivo principal de este invento”, explicó el ingeniero Hoc Khiem Trieu, jefe del Departamento de Sensores Integrados del Instituto de Circuitos Microelectrónicos Fraunhofer, en la ciudad de Duisburg.

Epiret es un trabajo de investigación que ha estado siendo desarrollado a lo largo de 12 años por Trieu y sus otros dos colegas, Ingo Krisch y Michael Goertz.

El Ministerio de Educación e Investigación de Alemania ha apoyado con financiamiento, médicos y expertos en materiales sintéticos. El aparato fue diseñado para personas que presentan enfermedades de la retina, como la retinitis pigmentosa, que la deterioran hasta perder la vista.

“Como el nervio óptico sigue intacto sólo hace falta estimularlo para que siga mandando señales al cerebro”, agregó Trieu. Entonces el paciente percibe luz en diferentes tonos, dependiendo del objeto que la refleje, y así puede recrear un espacio en su mente para poder orientarse.

A esto, los científicos alemanes lo llaman recrear sensaciones visuales, ya que la vista, nítida y colorida, no se recupera como tal. Un paciente recupera la vista en un 10%, una cifra que para personas con vista completa parece pequeña, pero que para la ciencia es un éxito rotundo.

La miniprótesis consiste de un implante, una parte externa con un sensor y un módulo de procesamiento de señales. El sensor externo, que se ve como unos anteojos, capta imágenes que transmite de forma electrónica y sin cables al implante, que funciona como decodificador.

Esa decodificación activa entonces las células inactivas del nervio óptico por medio de electrodos de estimulación tridimensional, así que las señales de la vista son enviadas al cerebro tal y como lo harían unos ojos sanos.

De acuerdo con los científicos, el gran avance del invento es funcionar sin cables, con lo que el paciente no debe estar conectado todo el tiempo a un transmisor.

“El desarrollo tardó tantos años porque no había materiales que garantizaran la falta de infecciones y la transmisión sin cables”, apuntó el ingeniero Trieu.

Otra ventaja es que la prótesis sin cables tarda cuatro horas menos en ser implantada: sólo se requiere entre una hora y media y dos. Seis personas ya han podido probar el ojo biónico como parte de las pruebas de laboratorio y han confesado percibir sombras e incluso figuras geométricas.

El problema por el momento es que el Epiret no dura más de 30 días instalado ya que el sistema empieza a fallar, razón por la cual tardará unos tres años estar en el mercado.

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