Víctor Ugalde, guionista y director cinematográfico y presidente de la Sociedad de Directores de Cine y Medios Audiovisuales, escribe en la revista mexicana de cine Toma: "Sólo tres cadenas exhibidoras poseen 3 mil 944 pantallas, es decir 86.34% del total.
Cinépolis las encabeza con 2 mil 137 ubicadas en 199 complejos fílmicos;
Les sigue el grupo México (que incluye a las empresas Cinemex y MM Cinemas) con mil 507 pantallas en 153 complejos,
y Cine-mark con 300 pantallas, en 31 complejos.
"Los ingresos de estas tres empresas suman 7 mil 281 millones 505 mil 406 pesos que representan 93.73% del total nacional, gracias a que captaron a 163 millones 760 mil 288 asistentes, 91.70% del total. "El resto de las 624 pantallas agrupadas en 127 complejos con cinco minisalas, sólo obtuvieron 6.27% de los ingresos, ya que los grandes distribuidores les proporcionan los largometrajes dos o tres semanas después, cuando ya pasó la gran demanda de asistentes por la novedad."
Luego, Ugalde hace hincapié en que México es el quinto país consumidor de boletos de cine en el mundo: "No es uniforme, y sólo está beneficiando a un sector de la cadena productiva, que es la exhibición, afectando al resto, especialmente al sector de la producción fílmica".
Partiendo de la forma como se distribuyen los ingresos en la taquilla, ofrece los porcentajes siguientes: "De cada boleto, el gobierno recibe 16% por concepto del IVA, pagado por todos los sectores de la cadena. Después se descuenta 1.65% por concepto de los derechos en todas las películas mexicanas y de los países que hayan firmado la Convención de Berna. El monto restante se divide entre exhibidor, con un promedio de 63%, y el distribuidor con 37%."
Del dinero que recibe la empresa distribuidora se deben descontar los gastos por concepto de copias, promoción y publicidad, y del dinero restante la distribuidora se cobra 25% en promedio, por sus servicios.
"Al productor se le entrega el dinero restante y con eso debe de cubrir lo invertido en la producción fílmica, así como su estructura administrativa. En teoría, debería recibir lo suficiente para poder invertir en una nueva película; pero esto casi nunca sucede, ya que en 90% de las ocasiones las cintas no logran recuperar su inversión al 100%."
En entrevista con Proceso, Ugalde propone, enérgico:
"Se debería de establecer una norma que impulse la distribución de nuestro cine. A las majors (Fox, Sony, Walt Disney, Universal, Warner Bros, Paramount) no les interesa realmente, y para los distribuidores pequeños es más fácil traer películas de 5 o 10 mil dólares que desplacen nuestro cine mexicano, que arriesgar con cintas nacionales que son más caras. Su costo anda alrededor de 1.5 millones de dólares."
Delata que "todos los día que hay estreno, hay dumping (competencia desleal) contra nuestro cine", pues "casi no se estrenan cintas del país porque en las buenas fechas hay una gran presencia dominante estadunidense que nos arruina, y en las malas nos programan para canibalizarnos".
Aboga por establecer mecanismos para "una justa exhibición y una verdadera libre competencia, donde las empresas majors no saturen el mercado con exceso de copias, los cines pongan los trailers y la propaganda a tiempo de los filmes mexicanos. Y que nos den semanas con funciones completas". México intentó poner un impuesto al exhibidor con el llamado "derecho de un peso por espectador", afirma; sin embargo, la SCJN "los amparó violando todo principio jurídico" e informa que en cualquier momento se podría establecer un impuesto a la taquilla, porque "hay las bases jurídicas para ello". Además, no se respeta 10% de tiempo en pantalla para el cine mexicano que indica la Ley Federal Cinematográfica desde 1992.
"En la Ciudad de México se estrenaron 54 filmes del país, pero en 50% de los estados sólo exhibieron 25. Sólo siete cintas nacionales se exhibieron en todo el país. Así que 60% de los largometrajes mexicanos no se proyectaron en más de 20 estados y 30% en menos de 10 entidades."
Fuente: Proceso (Extracto de !Ya basta!, Proceso no. 1763)