El premio a la excelencia, al buen futbol, equilibrado y certero que por años José Manuel de la Torre le impregnó al Toluca, se logró cuando el Diablo entró a la gloria para cargar la décima corona en su historia.En el recuerdo quedará el equipo que comenzó a marcar época, que pronto se proclamó como el mejor de los torneos cortos, como el más ganador. Sinha, Romagnoli, Talavera, Mancilla, Dueñas, Hernán que volverá, dejarán sus nombres en la inmensidad que la pasión del futbol genera. Nadie olvidará al equipo de José Manuel de la Torre, porque el cuadro mexiquense se ganó un nombre y un lugar, porque el Diablo se codea sólo con la brillantez de los grandes.La corona, la décima en su historia, es sólo la recompensa a la entrega y la pasión de un equipo que supo manejar los tiempos, que se codeó con la suerte, pero que respondió con entrega, trabajo y seguridad, para hacerse Campeón en la etapa de muerte súbita.Santos y Rubén Omar Romano tendrán que esperar, prepararse para hacerse grandes, para que las piernas no les tiemblen cuando las puertas de la gloria estén abiertas. Hoy sólo el Diablo manda, hoy sólo el Diablo es ley.
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