Desenmascaran a Felino

Con sólo un par de años en las filas del Consejo Mundial de Lucha Libre, la Sombra obtuvo su primer trofeo destapando en la batalla estelar del Homenaje a Dos Leyendas a El Felino, un gran triunfo para el lagunero, pero una función que se quedó corta en emociones y fuerza.

La realidad es que el joven esteta no tenía la culpa de que el malogrado cuadrangular, donde las capuchas de Místico y Volador se salvaron muy pronto no prendiera nunca, y después de ser dominado en gran parte de la lucha aprovechó un descuido del rudo para vencerlo con la "casita", la especialidad de la dinastía Casas.


Esta vez dicha llave fue la vía para que se conociera la identidad de Jorge Luis Casas, con 45 años, originario de la ciudad de México y cuya tapa sumaba 21 años de existencia.


El Felino perdió su incógnita, pero salió como el gran triunfador de la noche, al ser ovacionado por el respetable: "Demostré que soy un verdadero luchador y no un chapulín, les di cátedra de lo que es un castigo, una buena llave, una derribada y me eché a la gente a la bolsa", dijo el perdedor.


En el futuro no sería extraño verlo gladiar como "Baby Casas", nombre que utilizó en sus inicios: "Al despojarme de la máscara siento que me liberé de un gran peso, y ahora con más orgullo defenderé el nombre de los Casas".


Sobre la actuación de Místico, con quien nunca hizo una verdadera alianza dijo: "No me extrañaría que en unos meses vuelvan a unirse como Sky Team, pero no me importa, perdí con orgullo y con dignidad".


Por su parte, la Sombra no podía ocultar su felicidad: "Me siento muy contento de haberme llevado una máscara de este tamaño, aprendí mucho en esta batalla".


Por su mente dijo, nunca pasó la idea de perder: "El triunfo se lo dedico a la gente que me apoyó y triunfé como debe ser, en el centro del ring", remató.


Durante la función fue homenajeado Ray Mendoza, y los Villanos, herederos de su gloria recibieron el reconocimiento en su honor, pero salvo Villano V, fueron los grandes ausentes en la función, al no ser considerados para luchar, lo que hubiera sido el mejor homenaje a su padre.